El estudio pormenorizado de un pez capaz de vivir hasta cuatro meses sin oxígeno y con una actividad cardiaca normal, ha desvelado a la ciencia el secreto mejor guardado de la naturaleza. Este pez, conocido como Carpa Crucian, transforma el ácido láctico, fabricado por el organismo cuando escasea el oxígeno, en etanol, que es mucho menos nocivo, y lo hace llegar con el impulso cardiaco a las branquias para expulsarlo al entorno. El descubrimiento puede tener importantes aplicaciones médicas, particularmente en el ámbito de la cardiología.