#1 Cuando empece a trabajar lo hice como todos, en una cárnica, cobrando 4 duros y trabajando algo más de las 8 horas por jornada.
Pero tenía a dos conocidos que trabajaban en una de las grandes consultoras, uno había estudiado conmigo y otro lo conocía de la uni (no mi carrera)..
Un día me los encontré de casualidad en el metro, los dos con traje caro, corbata, maletín… todo de marca. Vivían juntos en un piso cerca de la oficina compartido con otro compañero de curro, así podian estar más rato en la oficina y llegar antes.
Me contaron que trabajaban los sabados y que en un año o así los harían fijos si tenían un buen rendimiento y, sino, siempre tendrían el prestigio de haber trabajado para esa empresa.
Les pregunte, con toda la inocencia, si el piso y la ropa lo pagaba la empresa y me dijeron que ‘claro que no!’ Y yo les dije que esa ropa costaba un pastón! Y ellos me dijeron que siendo de la empresa que eran necesitaban dar cierta imagen ante el cliente… y yo les dije que trabajaban en su oficina, y ellos que no siempre…
Total, hablando resultó que cobraban algo más que yo, pero no tanto, y además tenían que pagar el piso y la ropa de lujo para dar imagen.
Unos tres años más tarde me encontré al colega, me contó que, al final, se había ido asqueado, solo hacían fijo a algún enchufado, al resto los mantenían de becarios hasta que se quemaban y se piraban, como había hecho él. Decía que recordaba ese tiempo como si hubiese estado en una secta, todo era la empresa, la empresa y la empresa… y no es que no hubIese nada más, es que ni se lo planteaban (ni siquiera novias).
Así que no me extraña lo que cuenta este pobre… espero que un día despierte y pueda dejar la secta.
#39#59 claro, porque las únicas VPN que existen son las que anuncian nuestros youtubers favoritos. Para nada necesitamos VPN para trabajar ni tontás parecidas... Como dice #47
#29 Los sindicatos miran por sus sindicados. Lo estúpido sería que miraran por los padefos asindicados. ¿No te parece? No son un servicio público, son una herramienta de lucha y hay que apencar. Se os ha metido en la cabeza que los sindicatos son como un seguro médico o una subscripción de Netflix y así nos va.