#3 Y en la época feudal en caso de guerras tenía el señor del castillo responder, aquí se llevan los dividendos al extranjero, hacen lo posible por no pagar un duro de impuestos y en caso de problemas nadie sabe quiénes son ni donde tienen sus oficinas.
#55 En Argentina prácticamente no ha aumentado el desempleo, creo que fueron como 60mil personas. La actividad económica está ya por encima de lo heredado, y los salarios también.
#114 Curiosa forma de interpretar la historia. Las potencias no "llegaron" a serlo por el intervencionismo, sino a pesar de él. La Revolución Industrial, el gran motor del crecimiento de Reino Unido y Alemania, nació precisamente en un entorno de relativa liberalización de los mercados, no de planificación estatal.
Si el intervencionismo fuera la clave del éxito, la URSS sería hoy la primera potencia mundial y Corea del Norte estaría compitiendo con Singapur. Pero no, la intervención genera dependencia, distorsión y privilegios para unos pocos.
Por otro lado, confundir la defensa del libre mercado con la hipocresía de ciertos estados que usan el discurso "liberal" mientras protegen sus mercados es un error común. Lo que piden después de crecer no es liberalismo real, sino la prohibición de que otros hagan lo mismo que ellos hicieron para crecer.
#12 Falso. La diferencia entre la coerción estatal y la relación entre capitalista y trabajador es fundamental. El Estado impone su voluntad mediante la fuerza y la amenaza de violencia: si no pagas impuestos, te multan; si no los pagas repetidamente, te embargan o te encarcelan. No hay opción de salida real.
En cambio, la relación entre capitalista y trabajador es voluntaria. Nadie obliga a nadie a aceptar un empleo; si un trabajador considera que su salario es insuficiente, puede buscar otro empleo o emprender por su cuenta. El libre mercado se basa en el intercambio mutuo para beneficio de ambas partes, mientras que el Estado opera a través de la coerción sistemática.
El marxismo intenta equiparar ambas formas de "coerción" para justificar la intervención estatal, pero olvida que el trabajador puede negociar, cambiar de empleador o autoemplearse. ¿Puedes hacer lo mismo con Hacienda? No, porque el Estado no te ofrece un contrato: te impone sus reglas. Y como diría Hoppe, el Estado no es más que un grupo de personas que se otorgan a sí mismas el derecho exclusivo de violar la propiedad ajena.