Suena a lo que podría decir uno de esos próceres que pueblan la historia de la ciencia mal contada. Galileo, Newton, Einstein, Stephen Hawking —y los científicos en general— se nos muestran como genios infalibles cuyas palabras y pensamientos no pueden contener errores… un poquito como el propio Mozart, de quien se dice que componía de un tirón, sin borrones ni enmendaduras, como si tomara dictado de los ángeles
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