Hasta cinco empresas de distintas nacionalidades participaron en el flete del Yak-42. De los 149.000 euros que España abonó a NAMSA, agencia de la OTAN a la que España encargó el vuelo, el contratista final solo recibió 38.400. La cantidad total fue mermando debido a las comisiones de los distintos subcontratistas que ascendieron a un 75% del precio del vuelo. Según el CNI, este hecho "sin duda afectó a la calidad y muy probablemente a la seguridad del vuelo" y, así mismo, que el precio pagado en comisiones era "moralmente reprobable".
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