Es el ideario perfecto para una época en la que, como escribió Theodore Dalrymple, parecer bueno es más importante que hacer el bien. Por eso halla su expresión en el «alardeo moral» o «postureo ético» (virtue-signalling): una solidaridad irreflexiva y cuasi automática, mezclada con preocupación impostada, por cualquier causa buenista que domina la agenda noticiosa. Y esa agenda de «causas actuales» puede ser cualquier cosa: el viral Kony 2012, la movida Welcome Refugees, el
#StandWithUkraine, etcétera.