Parece una historia de ciencia ficción. El protagonista de la historia es Ricardo Santini, de 60 años, ciego desde hace casi 39 años. El día de Navidad pudo por fin ver por primera vez a su hija Elena, de 27 años, y sintió una emoción indescriptible: «Mis ojos se llenaron de lágrimas. Qué maravilloso regalo de Navidad». Un equipo de médicos le implantó el 29 de octubre un microchip en la retina del ojo derecho.
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