Nacer en el norte de Madrid es una suerte. Previsiblemente, un niño norteño ganará más que uno del sur, tendrá un empleo más cualificado, padecerá menos desempleo y consumirá menos tiempo en ir al trabajo. Probablemente como consecuencia de ello, también vivirá más años, según un nuevo informe del sindicato Comisiones Obreras que denuncia con cifras esa desigualdad territorial. Un vecino de Boadilla tiene una esperanza de vida de 86,1 años, mientras que uno de Parla 82,5.
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