Un artículo de Slate informa de las diversas reglas acerca de qué puede pedir un prisionero del corredor de la muerte como última cena. Por ejemplo, que suele limitarse a cosas que puedan cocinarse con los ingredientes que se usan habitualmente en la prisión (así que si quieres filet mignon, va a ser que no). O el caso de Florida, en el que tienen que ser compradas en establecimientos locales, por no más de 40 dólares
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