Siendo sincero, con lo de Lampedusa me faltan emociones para llegar a una sensación parecida a la que tuve con el 11-M o el 11-S, por ejemplo. O el tren de Santiago, o hace poco el avión de los Alpes. A todo el que tiene algo de corazón le duelen un millar de muertos ahogados en el mar, claro está, pero no, no es lo mismo, por mucho que nos empeñemos. Será la lejanía, pensamos, pero Lampedusa está ahí al lado, en el mismo Mediterráneo que baña Málaga y Barcelona. Así que esa lejanía tiene que ser de otro tipo, porque geográfica no es.
|
etiquetas: tragedias , probres , inmigrantes , lampedusa