Una adolescente de 2º de ESO se suicida en Madrid tras sufrir acoso escolar. Otro alumno le exigía dinero y la coaccionaba con mensajes. “Estoy cansada de vivir”, escribió por WhatsApp antes de poner fin a su vida.La reacción de la administración educativa fue ordenar a los profesores que no hablasen con los medios informativos, enviar a varios inspectores en vez de mandar psicólogos y abrir un expediente al director del centro. Mal enfoque, que deja en segundo plano la atención al alumnado para eludir responsabilidades propias.
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