El pasado fin de semana, en Madrid, algunos termómetros urbanos marcaban entre 40° y 42°, cuando la máxima no rebasó los 36°, y en Barcelona hemos observado estos días termómetros señalando 38°, cuando la temperatura más elevada de lo que llevamos de verano no ha rebasado los 31°. los termómetros instalados en los pueblos y ciudades tendrían que cumplir un mínimo de condiciones para que los registros fuesen mínimamente fiables. Diferencias de 6°, 8° o incluso 10° aportan una información completamente falsa.
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