Uno de los errores de bulto más extendidos entre la clase política tiene que ver con su incapacidad para leer correctamente las líneas que dibuja cada momento histórico. Eso le ocurrió a Aznar en los días anteriores a la guerra de Irak, cuando cientos de miles de ciudadanos reclamaban que no se interviniera ‘manu mlitari’ para derrotar al dictador sobre la base de lo que por entonces se llamaba ‘guerra preventiva’, aquella estulticia que salió de la mente calenturienta de los neocon, y que afortunadamente duerme hoy en el sueño de los justos...
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