Beethoven es el mayor músico de la historia, ante todo, por su dominio del ritmo y la armonía. Si os fijáis, la melodía principal (en la voz aguda, 0′24”) está construida con un motivo rítmico de tres figuras que recaen sobre una misma nota y se repite incansablemente: soool#-sol#-sol#. Es una cosa muy tonta, tan sencilla que parece imposible sacar nada de ahí, ¡pero funciona! Funciona tan bien, precisamente porque el ritmo es lo primero que nos llega de la música (tendría su equivalente en los contornos de una imagen, por ejemplo).
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