Todo indica que los ojos del Homo Erectus dispondrían ya de esclerótica, la membrana blanca que rodea, enmarca y resalta la pupila, y que ese sería parte de su legado, que llega hasta nosotros. La posesión de una esclerótica tan desmesurada como la nuestra es un patrimonio humano. Hay pocos primates que tengan esclerótica, o que la tengan tan extensa
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