La cola del baño, el uso de la cocina, los prejuicios religiosos… cualquier chispa enciende la hoguera de la violencia en unos centros de refugiados de Alemania que ya no pueden dar más de sí. En ellos se hacinan refugiados de distintas nacionalidades. La convivencia resulta cada vez más insoportable. Ayer jueves la policía de Hamburgo tuvo que intervenir en dos centros de inmigrantes en donde se habían desencadenado sendas peleas. Los 200 inmigrantes enfrentados se dividían entre sirios y afganos.
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