Convertida en bestia negra del activismo internauta, Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, ha visto como su apellido bautizaba la autoinculpación de las páginas de enlaces a descargas –La lista de Sinde, alusión a la célebre película homófona de Spielberg–. Recibe a La Vanguardia en Barcelona, con visibles señas de cansancio en el rostro, para conceder esta entrevista.
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