Y es que el mastín es la mejor salvaguarda frente a los ataques del temido cánido. Donde hay buenos mastines no hay lobos, me dice uno de los ganaderos de toda la vida, veterano criador de esta raza seleccionada de perros. Por otra parte, para que haya mastines, tiene que haber lobos. Es el eterno equilibrio de la naturaleza desde la noche de los tiempos.
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