"El domingo estuve con mi amiga Morgana. Se llama así, Morgana, como el hada de Arturo.Dos días atrás, al hada la había dejado su pareja. Entré en su casa, que olía a insomnio y a ruptura caliente, y lo primero que me dijo fue: “Me duele el cuerpo, como si me hubiera pasado por encima un camión de doce ejes”, y se desplomó en el sofá. Eché mano de un escáner cerebral que guardo en el cajón de resolver cosas, y le conté que los neurocientíficos han encontrado que el dolor por el abandono clava el colmillo en las mismas áreas cerebrales que[...]"
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