El Reino Unido ha cambiado radicalmente su política inmobiliaria. En su Autumn Statement (Declaración de otoño, en inglés), el gobierno de Theresa May ha anunciado las distintas políticas que seguirán en materia de vivienda, con dos líneas básicas principales: prohibirán a las agencias inmobiliarias cobrar comisiones a los inquilinos en los contratos de alquiler e invertirán 3.700 millones de libras (algo más de 4.300 millones de euros) en la construcción de 140.000 viviendas públicas.
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