Dicen que la crisis es cosa de todos, pero que se ceba especialmente con los más vulnerables y débiles está más que a la vista. El imparable y progresivo aumento del desempleo en este país ha originado que la mano de obra española regrese al campo, un sector que en plena campaña de recolección permitía subsistir a muchos inmigrantes, especialmente subsaharianos, marroquíes y rumanos. Sin embargo y conforme están las posibilidades de empleo en este país, muchos agricultores han contratado a familiares, amigos y vecinos hoy en paro.
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