Parece que los blogs están resurgiendo últimamente y es fácil entender por qué. Muchos creadores de contenido se han visto perjudicados por la destrucción de Twitter por parte de Musk o por la falta de voluntad de Substack de prohibir a los nazis el acceso a su plataforma. Cada vez más personas se dan cuenta de que permitir que otras personas se apropien de lo que uno dice y de quién termina escuchándolo en línea es un error.
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