Las redes sociales potencian la costumbre humana de sobreestimar la felicidad de los demás porque tendemos a compartir más las cosas positivas. Alex Jordan de la Universidad de Stanford señala una cita de Montesquieu: "si sólo quisiéramos ser felices sería fácil; pero queremos ser más fáciles que los demás, lo que casi siempre es difícil, porque nos los imaginamos más felices de lo que son". Antes del estudio "nadie había demostrado que las personas subestiman sistemáticamente la frecuencia con que otros se sienten tristes o molestos".
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