Sin conservantes. Sin aromas artificiales. Sin colorantes artificiales. Ningún bífidus es más natural”. Esta colección de “sines” que acompaña a unos yogures es una de las últimas contribuciones a la quimiofobia que ha indignado a los científicos. Fue hace unos días, a la farmacéutica Gemma del Caño, que mandó un mensaje a la industria desde su blog: “Me dais vergüenza compañeros”, decía, y se preguntaba “en qué momento” había derivado la publicidad al “absurdo fomento del terror hacia los aditivos”.
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