Felipe VI ha participado esta semana, una vez más y desde la posición de supuesto símbolo de todos, en un mitin político. Un mitin en el que se criticó una normalidad: que partidos políticos y ciudadanos expresen opiniones con todo su derecho. Los empresarios y el propio rey están molestos y preocupados porque la capacidad de gestionar la Casa Real como si fuese un cortijo privado, en contra de lo que dice la Constitución, se pueda ver limitada. Podría el rey tener que trabajar para un Gobierno que, según parece, no le gusta. Podría la Casa Rea
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