El centro La Purísima de Melilla acoge al doble de menores de su capacidad, mientras varias decenas viven en la calle y denuncian las agresiones y humillaciones que allí reciben. José Palazón: "Desde todos los centros de recepción de migrantes se lanza el mensaje de 'Esto no es un hotel, hijo de puta', para evitar el efecto llamada". El gobierno de la ciudad y el centro dicen que estos niños prefieren la libertad callejera.
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