Desde su toma de posesión como ministra, y más tarde con la crisis del coronavirus, Yolanda Díaz ha adquirido una importancia notoria convirtiéndose en heredera implícita de una parte significativa de la izquierda. Mucho antes incluso de su oficialidad. Lo bien valorada como ministra desde el comienzo de la experiencia de coalición, las enormes simpatías que despierta entre distintos segmentos de la población y un tono discursivo que rebaja decibelios son algunas de las características que la preceden.
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