En contra de lo que pretenden hacernos creer, la prostitución de hoy día no tiene mucho que ver con el sexo sino que utiliza un producto que se vende muy bien, el sexo, para sostener y reforzar una institución que tiene que ver con muchas cosas. Reducirla a los cuatro argumentos con los que se suele solventar el debate actual hace imposible un acercamiento mínimamente ajustado.
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