Santiago Morales, matemático brillante y promesa, es un claro ejemplo de por qué la investigación en España es tan precaria: los investigadores tienen que abandonar por otros trabajos más seguros. Primero cuatro años de becas empezando con 500€ y terminando con 900. Después dos contratos temporales más. El sueldo rondaba ya los 1.200 euros. Santi estaba impaciente por lograr una estabilidad laboral y económica que, no vislumbraba cercana ni certera. "Si me tocase la lotería, me pondría de nuevo a investigar"
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