La pobreza educativa, que afecta a casi tres millones de niños y niñas en España, es otra forma de acoso y violencia contra la infancia, debido a sus repercusiones en la educación, la salud y el bienestar, y también porque impide que niños y niñas, adolecentes y jóvenes desarrollen todo su potencial. Una vez más, este Gobierno muestra su insensibilidad ante una de las formas de violencia más agresiva en estos momentos, la inacción frente a la desigualdad socieconómica y el crecimiento de la inequidad que afectan a los y las menores.
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