La gran pesadilla económica de Vigo no es otra que la posibilidad de un cierre de Citroën. Más de 5.000 trabajadores dependen directamente de la factoría gallega de PSA Peugeot-Citroën, la mayor del mundo del grupo francés, a los que hay que sumar otros 13.000 empleos en la industria auxiliar. Esa angustia atávica ha sido inesperadamente avivada por la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, al anunciar en una entrevista en televisión su intención de repatriar la producción de vehículos de las principales multinacionales francesas.
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