La simplificación que cierta izquierda ejerce sobre la complejidad del mundo empieza a resultar alarmante. No solo porque sus simplificaciones resulten, a la postre, inútiles políticamente, sino porque no reflejan con veracidad cómo vivimos. Traigo aquí a colación una soflama que se ha venido repitiendo estos meses por diversos motivos, alentada además por el feminismo: “Lo personal es político”. Lo cual no solo no es cierto, sino que arrastra consigo consecuencias y confusiones desastrosas. Veamos por qué.
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