Bilal Ahmad Ramian, palestino de 19 años, inspirado en el odio hacia Israel, un día de mayo decidió agarrar a piedrazos a un grupo de soldados israelíes que estaba en la localidad de Nablus. A cambio, el muchacho recibió disparos en el pecho. Luego, su cuerpo fue sacado en helicóptero a un lugar indeterminado y fue regresado a su familia, días después, envuelto en vendas de hospital que no pudieron ocultar una cicatriz desde la cara hasta el estómago ni las sospechas de que le faltaban algunos órganos vitales.
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