Una gran nube de polvo barrió el este de Australia, proveniente del interior del país, y cubrió la capital, Sidney. El fenómeno entorpeció el transporte, obligó a la gente a quedarse en casa. Vehículos y edificios fueron cubiertos por la capa naranja. El viento provocó atrasos en los aeropuertos, y el servicio de ferries del puerto de la ciudad fue suspendido. La visibilidad no sobrepasaba dos o tres metros en ciertos lugares. REl
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