Su novio, de 20, la obligó a tatuarse el nombre de él con la fecha en la que se conocieron, la obligaba a consumir cocaína para luego mantener relaciones sin consentimiento y la pegaba y amenazaba «cuando le apetecía». También cambió las contraseñas de la víctima en sus redes sociales e instaló en su terminal telefónico una aplicación que servía para bloquear el acceso a otras, limitando y controlando así sus contactos con terceros. Asimismo, «le impedía usar ropa ajustada, como mallas, pantalones y faldas cortas, así como camisetas de tirantes
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