Las autoridades de Pekín tuvieron que manipular el tiempo, mediante el lanzamiento de cohetes con productos químicos a las nubes, para evitar que lloviera durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Para ello, ocho aviones cargados de químicos despegaron de una base en la ciudad de Zhangjiakou, en la provincia de Hebei (que rodea Pekín). Al mismo tiempo, desde Pekín, la cercana ciudad de Tianjin y otros puntos de la provincia de Hebei se lanzaron nueve tandas de cohetes (241 en total) con químicos con el mismo cometido.
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