Aunque los fans de Telecinco crean que sí, lo que le ocurre allí no es la vida. Y tampoco lo es un tuit. Y España no es lo que se debate en tiempos de ruido en Twitter, donde los algoritmos recalcan lo que ves o no en función de retuiteos que suelen ser impulsados por lo que nos enfada. Y los medios más sensacionalistas lo saben y lo aprovechan: nada como un titular terriblemente homófobo sobre Pablo Alborán para conseguir que todos lo veamos y caigamos en el clic, porque no para de ser retuiteado desde la indignación o el "hay que denunciarlo"
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