La campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba no se desarrolla como el veterano político pensaba. Sabe que su cometido, intentar evitar una mayoría absoluta de Mariano Rajoy para justificar su liderazgo en el PSOE, está cada vez más difícil. Y también lo saben en Ferraz: el penúltimo sondeo semanal interno con el que contaban les da un suelo de 97 diputados. Un cataclismo a más de 20 escaños de la 'marca Almunia', la línea roja que señala la debacle para el socialismo en las elecciones del 20-N.
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