Su novio le estaba pegando una paliza en plena calle, propinándole puñetazos en la cara, varias patadas en el estómago y hasta arrastrándola por el pelo. Sólo la intervención de varios testigos impidió una agresión aún mayor. Y sin embargo, prefirió no denunciar y a los agentes de policía que detuvieron a su pareja les dijo que si estaba llorando era "de alegría" por volver a verlo después de mucho tiempo. Varios transeúntes y los propios agentes fueron testigos de la paliza. La joven se negó a denunciar y a ser atendida de sus heridas.
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