Alguien llamó a mi puerta y me levanté a abrir. Cual fue mi sorpresa al encontrarme a un señor de bigote, con pinta extraña, que montaba sobre una especie de liebre gigante. El caballero se presentó como Friedich von Hayek. Inmediatamente me comenzó a hablar de su liebre, mientras señalaba las alforjas que el animal llevaba, cargando con todo tipo de objetos comerciales. Se refería a ella como la "Liebre Mercado", una maravilla venida del cielo que tenía la cualidad de hacer que las relaciones humanas funcionasen y todos fuésemos felices.
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