Se trata una sorpresa con la que una bodega de Jerez de la Frontera, en concreto la de González Byass (ya saben, Tío Pepe), agasaja a los visitantes y turistas de sus instalaciones desde hace años. Los llaman “ratones bodegueros”, y según afirman, es una clase muy especial de roedor que se alimentan de los insectos dañinos que habitan en las maderas de los toneles, y que son perjudiciales para el resultado final del vino.
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