A la tragedia familiar, afectiva, se unía una desgracia espiritual, ya que las personas sin bautizar no podían acceder al cielo. Las familias no sólo penaban por la pérdida del niño sino también por su inevitable condenación. Se incluían no sólo los fallecimientos de niños pequeños sino también los bebés fallecidos durante el parto, los no nacidos e incluso los abortos, ya que se consideraba que Dios insuflaba la vida en el momento de la concepción.Por ello, resultaba importante dar una solución a la salvación del alma de los niños y los fetos.
|
etiquetas: edad media , aborto , niños , nacimientos , bautizo , iglesia