En 1981, un cómico actuaba en el Casino Viña del Mar, en Chile. Antes de iniciar su show le avisaron que el dictador Pinochet iría a verlo."Nada de chistes de militares", le recomendaron. El cómico era Eugenio. Arqueó la ceja, dijo "vale, tito" y contó este.Los que estuvieron allí cuentan que temían las represalias que pudiera tener el hecho de meterse con el estamento militar en un país en plena dictadura.Pero Pinochet se rió con todos los chistes incluído ese y se marchó al acabar.Había caído en el embrujo de Eugenio.
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