Lania Singfield, de Akron, Ohio, compró pollo en un negocio de su barrio. Cuando se puso a cocinar entró en pánico y llamó a la policía porque pensó que lo que cocinaba era un pene humano. Los oficiales acudieron a la casa de Lania, y se sumaron a la preocupación. El aspecto fálico del pedazo de carne era perturbador. Los agentes quedaron tan asombrados ante lo que veían que se llevaron el supuesto pene para que lo examinaran.
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