Llevan cuatro horas encerrados en un avión, sin saber cuando va a despegar, y muertos de calor. Los pasajeros estaban hasta sudando. El problema es que se había estropeado el aire acondicionado. La dichosa avería ha puesto de los nervios a los viajeros, que no veían el momento de que el avión despegara. Pero aseguran que lo peor no ha sido la avería, sino el trato recibido. Los ánimos se han ido calentando hasta que han estallado y cerca han estado de vivir un motín a bordo. Y razones tenían para estar enfadados.
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