Durante los próximos días va a leer usted muchas excusas sobre nuestros malos resultados de PISA: que si lo de PISA en realidad no importa, que si los emigrantes, que si no nos gastamos lo suficiente en educación, que si nuestras condiciones iniciales eran muy malas. No les haga caso: son los mismos que cuando suspendían en el colegio le contaban a los padres que era porque el profe les tenía manía. Tenemos un desastre de sistema educativo. Y el primer paso para solucionarlo es reconocerlo.
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