En el siglo XXI no tenemos niños, tenemos perros, pero las mascotas no pagan pensiones de jubilación. Y es que, en contra de lo que se piensa, la inmoralidad conduce a la ruina. En efecto, si no hay niños, no hay jubilación. Y algo más: no es una cuestión de mayor o menor sensibilidad respecto a los animales que respecto a las personas. No, es que las mascotas no ofenden y aunque cada vez exigen más cuidados -y gastos obligatorios-, lo cierto es que no conllevan la responsabilidad de un bebé, que depende de sus progenitores “seven eleven”
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