Entre 2015 y 2016, más de un millón de solicitantes de asilo llegaron a Alemania. En lugar de estigmatizar, el gobierno optó por invertir en ellos. Los programas de integración y las escuelas de idiomas ayudaron a incorporarlos al mercado laboral. Pudieron comenzar una nueva vida en un país pacífico. Sus habilidades y talentos beneficiaron a la nación. 49% hacen trabajos pagados, 20% prácticas y 12% minijobs.
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