Piñar accedió a la judicatura en 1997 por el llamado cuarto turno, por concurso de méritos y experiencia, sin pasar una oposición. Dicen quienes le conocen que ha cultivado durante años cierta fama de “justiciero”. Y que, especialmente con el asunto de Rivas, ha podido caer en la “obcecación”. No en vano sus comentarios en redes sociales evidencian su querencia por el desprecio a las políticas de igualdad y el feminismo. También ha mostrado sin tapujos su oposición al Gobierno de coalición, con descalificativos personales hacia varios miembros
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