Los presidentes del Sevila y del Villarreal pueden tener razón al calificar como porquería una realidad. La diferencia de calidad entre Real Madrid y Barcelona y los otros 18 participantes en la Liga es abismal y parte de culpa la tienen las gruesas diferencias en el reparto de derechos televisivos. El problema para ambos y otros que protestan contra la actual situación es que escupen contra el viento y contra la marcha de los tiempos. Son como aquellos obreros que en el siglo XIX se oponían a los adelantos de la revolución industrial.
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